Volver

Es época de regresos. De aquellos que se tomaron el viaje y ahora vuelven bronceados, con sonrisas plenas, alguna caja de alfajores bajo el hombro y una calma orgásmica que no tardará en desaparecer. Es como si los que vuelven de sus vacaciones se hubieran desincronizado. Sus relojes internos van a otra velocidad. Sufren de alguna clase de jet lag veraniego. El contraste aflora: ellos --los bronceados, los distendidos, los envidiables, temporalmente discontinuos--, nosotros --los pálidos, los estresados, los envidiantes, temporalmente continuos--. Algunos sufrieron cierta clase de formateo mental. No recuerdan sus claves personales para llamar por teléfono, no tienen idea de cómo van cierto temas. El continuum temporal para ellos se fracturó y la cuenta comienza nuevamente de cero. Para otros, el espacio-tiempo sigue siendo absoluto, sin saltos, cortes. Simplemente continuo, constante, el mismo maquínico y anodino andar cotidiano.