Mundo paralelo

Muchos no lo saben, pero en el mismísimo microcentro se aloja una especie de mundo paralelo, donde la velocidad, los bocinazos, el humo, el ruido, el calor y el frio externo se anulan. Las piletas subterráneas (o natatorios, como les guste la palabra) son pequeños oasis en una zona donde el caos impera. Ahí el silencio es moneda corriente, salvo por el sonido de respiraciones ajetreadas y desplazamientos de cuerpos en el agua. El tiempo incluso parece correr más despacio. Obviamente tiene sus personajes: está, por ejemplo, el guardavidas con cara de tranquilidad, aquel que se sienta y mira hacia la nada, tratando de no aburrirse; y está también el/la vestuarista que intenta resolver un sudoku o que pretende aceitar su memoria recordando cada bolso y cada abrigo (sin dar números). Un mundo paralelo, un mundo acuático y tranquilo.