q.e.p.d.

¿Quién escribirá tu necrológica cuando te mueras?

Indiferencia

La muerte de una persona es de por sí siempre lamentable (con la excepción, claro, de genocidas). Pero más lamentable aún es la postura de indiferencia que muchas personas adoptan frente a la persona muerta, después de trabajar 14 de los 20 últimos años codo a codo.

Síndrome de Abstinencia

Y el videogame:

Charlas de vestuario

--¿Retomaste la rutina?-- le pregunta el personal trainer apenas lo ve entrar en el vestuario
--Sí y también le estoy dando duro al escalador. Para perder un poco de peso, viste.
--Genial. Esto es matemático. Más masa, menos grasa. Ahh, y nada de carbohidratos a la noche. Comé sencillo. Una ensaladita nada más. Ni siquiera fruta. Durante el día sí, pero a la noche no. Es fatal.

Fantasmas

Te movés entre fantasmas, personas que no son nada tuyo, meros conocidos y anónimos que ni se acuerdan de tu nombre (te reclaman "¿cómo te llamabas?" cada vez que te ven) ni conocen tu historia, tus gustos, tus particularidades. Decir que son amigos tuyos es insultar a tus verdaderos amigos. Intentás conocerlos un poco más, pero no vale la pena: eso es todo lo que siempre serán, personas que te reconocen en una multitud pero que no saben quien sos. Son meras copresencias, personas que si desaparecen mucho no las vas a extrañar.

25.12.08

Se viene, se viene... Ya empecé con la cuenta regresiva.

Yo, robota

Para volver a verla un sábado a la mañana y en piyama!

La ola está de fiesta

A sólo 20 p. Una ganga.

Cheoptics

La muerte del superyo

Hay ciertas acciones que requieren cierta cuota de "envalentonamiento". Cada uno tiene las suyas, para algunos son comunes, para otros grandes retos. Van desde decidir salir solo (cuando todo el mundo se guarda y vos --cansado de tu rutina alienante-- implorás por ver caras nuevas, sentirte parte de una masa), pedir un aumento, hablar con un padre, hablarle a tal mina o pibe, comprarte tal ropa que no cuadra con tu estilo, en fin, hay miles de situaciones de esa índole. Es cierto, hay algunas en las que el alcohol puede ayudar un poco: porque el alcohol te desinhibe, acalla tu veta ultrasuperyoica. No hace que digas cosas que no pensás: simplemente elimina aquella reserva tan propia de la sobriedad, la duda eterna ("¿lo digo o no lo digo? Y si lo digo, ¿qué va a pensar de mí?), que impide que seas espontáneo, libre, honesto. Ojalá pudieras ser así siempre: honesto, libre, espontáneo.

Una historia

Efecto burbuja

El "efecto burbuja" te consume, te fagocita apenas atravesás la puerta y abandonás el mundo parar ingresar en ese micromundo. Porque en el interior, curiosamente, el exterior y sus circunstancias desaparecen como entidadades reales pero aparecen después como entidades discursivas. A tal punto te ciegan esas luces, tanta catarata de datos, tantos nombres, fechas y lugares, que te desumanizás: el número de muertos de un accidente aéreo se vuelve una anécdota, algo risueño. Da igual que hayan sido 100, mil o 10 mil los desafortunados. Eso ocurre allá afuera. Acá, adentro, sólo llegan los restos de los hechos en formas de letras, palabras y párrafos que al otro día se evaporarán para comenzar todo de nuevo.

Convicciones

Lucho Aviles es Mirtha Legrand con pantalones.

Adaptación

Los cambios impuestos desde afuera impactan, te estallan como una granada arrojada a un metro de tus pies. Caen sobre todo como una imposición, una orden ante la cual no podés hacer nada salvo poner mala cara y buscar la forma más rápida de adaptarte ante el caos. Porque los cambios placenteros y atractivos en realidad son los que provoca uno, por decisión, gusto, voluntad. Así es que cuando te mudan, te cambian de lugar, te obligan a ya no estar cerca de las personas con las que hasta entonces habías hablado diariamente durante casi seis años te invade una sensación que mezcla la impotencia, la bronca, el grito interno de "¡qué hijos de puta!" y también la certeza de que te cagaron. Puede que el ser humano existe desde hace 35 mil años como Homo Sapiens gracias a la adaptación a su entorno, pero cuando te toca a vos, cuando ves que ese es el único camino a tomar, no te queda otra más que desistir, adaptarte, cambiar, al fin y al cabo, una vez que dejás ir el dramatismo, abrís los ojos y te das cuenta que no es el fin del mundo.

Genial

Comparaciones odiosas pero geniales

[kuhm-pyoo-ter]

Colgá la guitarra y volvé a la tele

Construir, Habitar, Pensar

Entrar a una casa ajena es como terminar de delinear la personalidad de una persona. En realidad nunca se termina por conocer completamente a un otro, pero su distribución y elección particular de objetos dice tanto de él/ella como sus propias palabras y acciones. Hay muchos perfiles y muchas formas de habitar (habitar en un sentido heideggeriano, como esencia del ser). Pero tal vez la que más destaque es la del metódico: la de aquellas personas que encuentran en el orden su paz, su armonía. Frente a la mirada caótica de uno, este disponer armonioso de las cosas es tan admirable como envidiable, como si el mantener los objetos en tal grado de sincronía supusiera una facultad inherente que uno carece y al mismo tiempo uno ansía.

Pasá y firmá

La verdadera diferencia generacional la notás cuando prácticas/costumbres/expresiones te resultan totalmente ajenas y te gusta que así sea. Porque no te sentís parte, porque no las hacés circular, porque te parecen ridículas y las ves desde afuera como cuando observás con la mirada furtiva del voyeur del otro lado del vidrio que separa el adentro del afuera. A veces suena a superado, a altanero, a agrandado pero no es ninguna de esas imposturas: es la extrañeza del extranjero, de aquel que circula sin sentirse parte de un grupo/tribu/manada. Así sucede cuando lees cosas como "linda pic pase oki, cjhaus" o "pasá, firmame, firmame el fotolog" (como si el "pasar" y el "firmar" revalidaran una existencia) y lo das vuelta y le buscás un sentido, algo que supere a las propias palabras hilvanadas en una web. Y nada. Seguro que tiene un significado. Pero vos no lo encontrás. O tal vez, sí. Pero no es lo mismo: tu mirada es distante, la del observador no participante. Estás afuera. Y te gusta estarlo.