Tortura

Is Torture on Hit Fox TV Show “24” Encouraging US Soldiers to Abuse Detainees?

Iconoclasta

¿Qué sos? ¿Una foto, una cara entre tantas? ¿Ojos, pelo, nariz, boca, una mano posada sobre un hombro? ¿Una mirada en primerísimo primer plano? La foto captura y borra: subraya tu exterior y borra lo interno. Pero, ¿te define? ¿ese contorno, esos píxeles sos vos o un otro que posa, que mira a una cámara pero que en verdad hace como que mira por una ventana sin poder divisar al observador que está detrás de ella? La foto de cumpleaños, la foto pose, la foto de reunión resalta los aspectos más inhumanos de cada uno. Es antinatural. ¡Vivan los iconoclastas! ¡viva!

La nueva Diana

Y vos, ¿qué mirás?

Arde la numerología, arde

http://www.paulsadowski.org/BirthDay.asp

¿Proverbio anónimo?

Me lo dicen por MSN y me retumba en la cabeza:
"el autor y el lector tienen sólo un lugar de encuentro, el punto final, es cuando el texto deja de existir para ambos". Gracias D.R.

Así de simple

Lo mismo

¿Es posible no tener una rutina, un camino marcado, un proceder constante y casi inconsciente que se da cada día, cada semana? Seguridad, eficacia, control, la rutina proporciona ese colchón que absorbe los golpes de la incertidumbre cotidiana. Pero cansa, y mucho. El mismo camino, las mismas combinaciones, la ausencia de sorpresas te abruman y te alteran: ¿cómo innovar sin perder la seguridad, la certeza de una ruta y un accionar preciso y conocido?

El show del Clío

Hacé tu pedido

Hay pedidos que la gente hace y que nunca llegan a destino. Y digo nunca, nunca. La cuestión a plantearse pues es ¿por qué se siguen haciendo? El ejemplo perfecto es cuando A le dice a B: ¿lo ves a C? Mandale un saludo de mi parte. Es obvio que B apenas escucha de A ese "mandado" se lo olvida. No hay vuelta que darle. Si querés saludar a alguien levantá el teléfono y hacelo vos mismo, por favor! (me ofusqué, chau).

Cierre

No hay acto más conclusivo (linda y nueva palabra del día) que terminar de leer un libro y cerrarlo de un manotón. Es (y debe ser) un acto relámpago. Al cerrralo lo mejor es meterlo de golpe en tu biblioteca. Y dejarlo descansar ahí por un rato, semanas, meses, o sea, mientras las ideas decantan.

Llamame Gregorio

¿Cómo dejar de ser lo que sos para ser otra cosa? ¿Cómo cambiar tu cuerpo, tus ideas vetustas, tus pensamientos arremolinados por un kit más reluciente y fresco? ¿Cómo agradar, cómo ser objeto de una mirada, un pensamiento ajeno? Creo que me voy a releer La metamorfosis.

El juego de la silla

Lo peor de trabajar --o lo que es lo mismo, pasar varias horas de tu vida-- en un lugar donde escasean los recursos es cuando ya no tenés seguridad de las cosas más básicas. Digamos algo tan obvio, si es que tu trabajo es sedentario, como una silla. Al haber pocas buenas, pocas sanas, se arma una especie de juego de la silla global en el que todos tus compañeros --quieran o no, sean superiores o no-- participan. Llegar temprano es ideal para elegir y, también, para observar quien le saca ("robar" suena feo porque implica propiedad) a quien. Los movimientos más ágiles y más aplaudidos (como también abucheados debo decir) es cuando alguien, digamos X, le quita la silla a Y, mientras Y se va al baño o a ver si llueve. Al volver Y intuye algo extraño. Mirada va, mirada viene advierte que ahora X tiene sus cachas sobre la silla. Y ahí se arma el quilombo o como decía un viejo amigo, el tole tole. Mientras unos cuantos observamos --cual espectadores de Titanes en el ring--, la trifulca (qué palabrita!) continúa y se disipa. Algunos otros, en cambio, hasta llegan a mandarse durante el pleito mensajitos ácidos y jocosos a través de un viejo sistema informático que ya pocos recuerdan y utilizan, pero que pese a eso no perdió su sagacidad.

Slow motion

Paciencia

Si alguna vez uno quiere probar su nivel de paciencia nada mejor que intentar desenmarañar un par de auriculares (la prueba es más eficiente si uno está en una cola o fila, con las personas de atrás impacientes). Mientras tanto, un truco que no viene mal:

Fantasía

Estar en silencio en un lugar lleno (o parcialmente lleno) de gente puede conducir, para ciertas personas con sobredosis de fantasía, a maquinar en exceso: frente a un vacío de comunicación, lo más fácil es inventar, suponer, elucubrar, asignándole en cada acto inventivo un estatus de realidad a lo que no es más que un pensamiento. Así al ver a alguien, escuchar algo, uno llena el espacio en blanco y le crea a la otra persona un mundo, con sus personajes y situaciones. De ahí en más la fantasía se mantiene y crece en gestos y expresiones, como si cada individuo fuese un cuento, una historia lista para ser leída.

Extraña extrañeza

¿Se puede extrañar a alguien que uno nunca conoció muy bien? ¿Se puede extrañar a aquella persona que por omisión, indiferencia, voluntad o estupidez te hizo mal pero bien al mismo tiempo? Tal vez uno no extrañe a la persona, a ese ser desconocido, sino la situación que provocaba. En definitiva, uno siempre se extraña a sí mismo.

Los números no cierran

¿Cuántas "bodas del año" tiene un año?

Glaciar

La belleza en un glaciar

Incógnita

Hay --siempre-- algunas cosas que uno tiene poco claras cuando se tiene una reunión laboral en un lugar lejos de una oficina, digamos, un café: ¿paga uno lo que consume o lo paga el que organizó la reunión? El interrogante es importante si uno salió de la casa con poca plata y no sabía que el café que iban a tomar (mera excusa para hablar de otra cosa) iba a ser en un lugar caro, de esos en donde la inflación crece galopantemente y se piensa, por un segundo, que se debe estar en Londres o en Ibiza ya que los precios están en precio euro. La cuestión es que antes de quedar en off side uno elige lo más barato, un agua tónica pongamos, mientras el otro, el organizador, se despacha con un martini de unos módicos 14 pesos. La reunión es un éxito. Y llega el momento de pagar: uno hace un amague, saca la billetera esperando que el organizador diga el clásico y salvador "yo pago". Así sucede y ahí te das cuenta de que podrías haber tomado algo bien caro y no haber sufrido tanto.

Elegí tu propia aventura

Sartre solía identificar la "nada" con la libertad: el ser humano existe en tanto es actividad (de pensamiento o de cuerpo), en una concatenación de elecciones y sus correspondientes descartes. Allí donde se hace una elección hay infinitas no elecciones, virtualidades, eventos no seleccionados. Es ahí donde anida la angustia, el saber que otro camino, otra posibilidad, te hubiera conducido a un mejor destino. Es la angustia de la libertad de elección: "estamos condenados a la libertad", Sartre dixit. Más existencialista que nunca.