Las ventanas del pensamiento

Leo otros blogs. No muy seguido, pero de vez en cuando me pierdo en ellos, me dejo llevar. A ver a qué blog me conduce entrar por tal blog que tengo listado en mi link. Es algo bien rizomático, como las ramas de un árbol que conectan con otras ramas y así. Los veo, los leo, los veo de nuevo. ¿Hombre o mujer? ¿niño rico con tristeza o susanita? ¿peter pan syndrome o suicide border? ¿Lo conozco? ¿la conozco? Tal vez. Naaaahhhh. ¡Qué lo voy a conocer si yo no conozco a nadie! Escriben y detrás de sus comentarios, sus quejas, sus pensamientos al aire se acomodan hileras de comentarios. 5, 10, 20, 100!!!!. ¿Leerá los comentarios? ¿Sólo le importa el número y no el contenido? Me cansé. Basta de blogs. Pero me agarran ganas de nuevo. Pienso: me gustaría leer blogs de gente que conozco en la realidad (no aca, en lo virtual). No es lo mismo: no da igual conocer acá a alguien y después darle entidad física. Uno se hace una idea que luego es dificil sepultar. En cambio, si una persona que conocés empieza a escribir un blog es como si en un edificio se abrieran ventanas: ves los pasillos antes ocultos de su pensamiento, ese costado que no te muestra no por malo, hipócrita o cerrado si no por que tu ojo no está ahi para verlo.