Todo y nada

¿Cuándo decir basta? O mejor: ¿podés decir basta? La decisión es difícil sobre todo cuando asistís a ciertos eventos --"degustación de vinos y fiambres" le dicen-- en los que las cosas llegan sin que las pidas (y sin que las pagues, detalle fundamental): quesos de todos los tipos y colores, aceitunas griegas, salame, jamón de calidad, camarones con salsa, rolls de verduras exóticas cuyos nombres se te escapan de la memoria (¿importa su procedencia?), trufas de chocolate, mousse con frutos del bosque.... y ¡vinos!: malbec, cabernet sauvignon, sirah, vino blanco, champagne... y muchos más etcéteras. Decir que no, en estas circunstancias, en este aniversario del club del buen beber es casi un pecado. Porque, ¿en qué otro lugar o circunstancia te van a mimar así? Pero es cierto: el alcohol tiene sus efectos y si uno no se controla te puede causar estragos. Mmm, dura elección. Mejor seguir disfrutando, con copa en mano derecha y bocadito en mano izquierda, hablando en buena compañía sobre todo y sobre nada.