Ordenes

En la vida hay órdenes invisibles, tácitas sucesiones infranqueables: lo salado viene antes que lo dulce (y no viceversa: comer helado de chocolate antes que una milanesa con papa fritas es una antinaturalidad y los que lo hacen se irán al infierno), el calzoncillo se pone antes que el pantalón (y si cambias el orden, sos superman, batman u algún gordo bufarreta peleador de lucha libre) y la sopa se toma antes que la comida. Cosas como estas no figuran en ningún manual, no salen en los diarios y menos que menos se explican en los colectivos. Simplemente son. Se aprenden por imitación la mayoría de las veces, viendo como alguien las hace sin preguntar, sin gritar al aire "así se hacen las cosas". Sin embargo, cuando te encontrás con alguien que toma la sopa después de haber comido un churrasco jugoso, cuando alguien toma (¿o come?) un yogurt antes del almuerzo, por ejemplo, te percatás que el mundo no es exatamente como es tu mundo: esa imagen mental tuya y solo tuya, fantasiosa, con la que te manejas todos los días, según la cual, para vos "el mundo es así". Te das cuenta, pues, que los demás no comparten TUS criterios de vida, que no se mueven en cietras situaciones como vos te moverías, que no piensan como lo haces vos. El error está en pensar que la gente es racional, que tiene cierto grado de coherencia, de "sentido común". No está mal la diferencia, es verdad. Pero cuando alguien cruza una línea, hace algo que vos no harías--y en el hacer, caga a otra persona, lo lastima, lo vuelve inexistente--, ahí, justo ahí, surge una molestia. Está bien que el otro no actúe como vos (al fin y al cabo es eso: otro). Pero aún así hay cosas que no se hacen: no se lastima, no se insulta (con palabras o con hechos), no se traiciona, no se pisotea, no se dice algo para hacer otra cosa. Eso simplemente no se hace.