Habitar

No es lo mismo vivir en un departamento que habitar un departamento. Es una distinción de grado, de calidad: la primera acción es impersonal, la segunda es un acto de dejar una huella, plasmar una personalidad, un modo de ser, en la elección de objetos, en su disposición, en su "armonicidad". El habitar se aprecia en detalles minúsculos, una especie de bricolage de objetos recolectados en diversos caminos de existencia: un "cazador de sueños", un sillón rojo (que exclama: ¡acostate acá!), una alfombra que lo cubre todo como una alfombra de pasto, fotitos aca, fotitos alla, dibujos, diseños, en fin, uno como objeto, uno como disposición, uno ahí, en un espacio. Habitar es algo tan personal como la escritura, como la firma. Es la exhibición de la intimidad. Es un traslado: la visibiliadad de la intimidad y la intimidad de lo visible.