Torneos y Competencias

No hay lugar más competitivo que un colectivo. Y cuando estás hipercansado, más. Alrededor de un asiento ocupado, las miradas se cruzan. Los competidores estratégicamente disponen sus cuerpos para dar el salto una vez que el antiguo ocupante de ese "trono" enfila para la salida. Hay que saber detectar signos de esa decisión: por ej, si mira desesperadamente por la ventana, si agarra su mochila, si mira para la puerta, si gira los hombros. Uno debe saber arrimarse, despacio, sigilosamente, como para que sus competidores no se den cuenta. En esto, la lógica no se aplica: los competidores más duros, más sanguinarios, no son los musculosos e inflados, son las viejecitas, que detrás de esa máscara angelical, inocente, esconden una fiera. Son ellas a las que no les da verguenza empujarte, pisarte, con tal de adueñarse de algo que era tuyo. Como si fuese su derecho. Lo peor, lo peor, es estar minutos, horas en un colectivo planeando tu jugada y que alguien recién subido --un "nuevo"-- sea más ágil que vos y tome de prepo el asiento.
También hay que saber ver: identificar entre las personas sentadas a la persona que más pronto va a bajar del colectivo. Descartás a los dormidos, desde ya. Lo otro es suposición. Una ruleta. Un asiento. Con cuán poco uno se conforma!