Cuerpos

Algunos cuentan los dias para que lleguen ellos y poder gritar "uno, dos, tres, catorce". Yo, en cambio, aguardo el arribo de la exhibicion "Körperwelten". Vendran algun dia para degustarnos con esa muestra tan directa de lo que es el cuerpo humano?

Molestia

Ya no molesta que el subte tarde y tarde justo cuando uno necesitaba llegar temprano o por x razon salio de su casa 2 minutos tarde; ya no molesta viajar apretujado, aspirando aromas no deseados; ya no molesta el calor soporifero de las lineas d y b, los tuneles sin ventilacion que amenzan silenciosamente con caerse abajo y sepultar a todo el mundo. Lo que realmente jode es el odioso latiguillo de los anuncios: el "sepa disculpar las molestias ocasionaadas". Un corno. No te disculpo nada. Ni a vos maldita voz en off, grabacion enclenque, que con esa cordialidad propia de operadora telefonica me recordas que tengo que guardarme en el bolsillo mi furia desbordante. Decime lo que quieras: que se les canto llegar tarde con los vagones, que no hay subtes porque se fueron de fiesta, porque tienen ganas de reirse de la gente. Pero no me vengas con que te disculpe. No, no se;or, no te disculpo un carajo.

¿Qué se hace cuando...

...un taxista no te para de hablar de como habria que estrolar a todos los piqueteros?
...un taxista te entrega con el cambio un panfleto de una iglesia evangelista que reza "Dios es amor, vos tambien podes salvar tu alma de caer en el infierno"?
...llueve a cantaros y las delicadas gordinflonas que llevan paraguas se pegan a la pared y no te dejan pasar?
...tambien en un dia de lluvia pisas una baldosa suelta?
...el colectivero no escucha (o no quiere escuchar) hacia donde vas y pone en la maquina el monto que se le da la gana?
...en un boliche te pisan, no paran de pasarte por delante, te tocan el orto sin que lo hayas solicitado?
...una vieja se te adelanta en la linea del colectivo y agarra el ultimo asiento libre que te merecias?

(este teclado no tiene ni enie ni acentos, al menos no los encuentro, igual, aca va:)

Tengo el agrado --y la extraneza-- de conocer alguna gente solo y exclusivamente por internet. Es extrano: habria que redefinir o resignificar el verbo "conocer". POrque en realidad no los conozco. Si, salen conversaciones interesantes, de esas que te das cuenta q son buenas y entretenidas cuando te percatas, en una especie de desdoblamiento de personalidad, que te estas riendo solo frente a una pantalla a partir de algo escrito por una persona que tal vez nunca viste en carne y hueso.
En verdad si se lo analiza bien y detenidamente, uno en realidad estaria hablando consigo mismo. Me explico: me parece que hay una cuota bastante grossa de proyeccion, de ver y leer lo que uno muy inconcientemente quiere encontrar ahi en la pantalla como respuesta. Es todo una ilusion, una pantomima, aun asi necesaria, para creerse que del otro lado quien responde no es una computadora, uno de esos bots de los chats programados para dar respuestas estipuladas a preguntas basicas.

Me da gracia cuando...

...los grandes diarios argentinos publican en tapa o como nota principal de su revista dominguera notas de diarios de afuera. Lo gracioso es que intentan por todos los medios disimular esa minuscula trampa: o bien ponen que fue tomado del diario x en letra muy chiquitita o aluden al gastado "especial para x".
Es curioso porque hay ciertas notas de diarios de afuera cuyos derechos de reproduccion los tienen dos o mas diarios nacionales. O sea: un buen dia --de hecho, ocurrio-- una misma nota puede aparecer en dos matutinos. Como si nada.
Manera facilista de menospreciar a los trabajadores locales y a su necesariamente local punto de vista.

Que coincidencia que...

...Clarin y La Nacion hayan sacado en tapa notas sobre drogas-juventud-raves!!!!
A proposito de "raves": alguien escucho alguna vez decir "che, vamos a una rave" o "que buena esta la rave"?
Yo no.

Turismo urbano

Son las 23.10. Sigo en el trabajo. Entré a las 4 y terminé de hacer todo lo mío a las 6. En el interín, nada: mirar, leer acá y allá, tomar agua, ir al baño, mirar de nuevo, mandar algún mensaje, abrir el msn y ver si hay alguien.
Hoy no me tomo el subte. No llego. Me espera el 126. No me molesta para nada. A esta hora viene vacío. Eso sí: es otra experiencia, otro desplazamiento urbano. A diferencia del subte en el cual uno tiene la ilusión de movimiento (nadie imagina que al trasladarse de la estación A a la estación B por encima de sus cabeza discurren edificios, autos, personas, casas, gente cogiendo, gente meando). Ir en colectivo es más frontal. La trayectoria es superficial, más cruda, pero no por eso menos voladora. Fluidez: ésa es la palabra que no me salía.
Como todo fluido, su constante es el movimiento, lo no estático. El estar y no estar en un lugar. Simplemente, pasar.

Coleccionista

Yo tendría que ser coleccionista. De lo que sea, pero coleccionista al fin: coleccionista de autitos de carrera, de esas figuritas que cuestan un huevo y despiertan una fascinación que no entiendo; coleccionar videos, estampillas (lo intenté hace como 12 años pero fracasé pavorosamente en el intento). Pasa que el coleccionista sí o sí tiene que ser disciplinado. Casi taxonómico. Todo tiene que estar rotulado, clasificado con su etiquetita, puesto en su lugar. Y cuando todo está ahí, en su sitio adecuado... a contemplar.
En cammbio lo mío es el caos, de lo más variado. Podría ser un caos creativo, pero creo que no es para tanto. Un desorden mechado con la acumulación, con el "después lo leo" (y así se me acumulan diarios que aguardan mi atención pero que nunca la tendrán). Los libros se suman, entran pero no salen. Se agolpan. Finalmente los leo todos, no de forma continua sino fragmentariamente, lo cual hace que surjan nuevas historias no ideadas por sus propios autores. Historias que se intersecan (¡como le gustaba decir "intersecan" y no "intersectan" a mi profesor de matemática del secundario, un tal Moreno), historias transversales que se confunden con notas, con recortes, y más libros.
Todo mezclado, una ensalada, un mar amniótico de ideas. Sin principio, sin salida.

Soledad acompañada

Uno, desde ya, no tiene los compañeros de trabajo que se merece. No voy a dar nombres (aunque rueguen) pero mis compañeros son de lo más conspicuos, pintorescos, llamativos, estrellas individuales. Hay de todo, por supuesto.
Está el quejoso que llega de la calle y despotrica contra el calor agobiante y luego de 20 minutos de refrescarse con el aire acondicionado central interno se queja, hace berrinches, se sube a una sillita y lo apaga, ante las miradas impávidas de todos (yo incluido) que al unísono "¡qué hacés loco!" le ponemos cara de orto y hacemos que su egoista acción dé marcha atrás.
Está la mina coqueta, que no se levanta de su silla, que hace todo por teléfono (que le traigan una ensalada, que le pasen un archivo; no faltaría mucho para que mande que le laven las manos por teléfono).
Está el egoísta que cree que es el ombligo del mundo, que se espanta ante las decisiones comunales, que hace rancho aparte (sin razón).
Están los fumadores empedernidos que vagan por los pasillos vociferando discursos y canciones inentendibles, tras una bruma londinense tabacalaera, con los pelos al aire y un andar torpe.
Está la bomba despampanante que cruza de un lado a otro atrayendo, con justa razón, los ojos de aquellos que aun no cayeron presas de los monitores de las computadoras que reclaman su total atención.
Están los altaneros, los soberbios, los interesados que te hablan cuando necesitan algo. También están los chatos, los "reproductivistas", los anodinos, los del montón, los anónimos, los cucos.

Y también están:
Los increíblemente creativos
Los humildes ante todo
Los amables
Esos grandes que pese a su título y peso descomunal en el mundillo cultural te hablan de igual a igual, te abren la puerta, te dicen "hola" , te dicen "gracias", te sonríen.
Los admirados en silencio.
Están los que tienen ilusiones. Los que quieren mejorar aunque no los dejan.
Los que tienen proyectos aun no deshilachados por la desidia, por el propagandismo.
Los buenos compañeros que te sacan de apuros, que te dicen "no te preocupes" y te apagan el incendio con su calma, su experiencia y esa cancha dada por los años.


Y, como si faltase alguien más, estoy yo.

--FIN DEL MENSAJE--

Dos meses antes de su salida comercial ya se puede bajar el último cd de Placebo, "Meds".
Una palabra: increíble, tanto como el recital en el Luna Park en abril del año pasado.

El trackist es
1. Meds
2. Infra-red
3. Drag
4. Space Monkey
5. Follow The Cops Back Home
6. Post Blue
7. Because I Want You
8. Blind
9. Pierrot The Clown
10. Broken Promise
11. One Of A Kind
12. In The Cold Light Of Morning
13. Song To Say Goodbye

Extinciones

Me sorprendieron siempre las extinciones: desde las colosales y melancólicas --como la de los dinosaurios hace 65 millones de años-- y las minúsculas e imperceptibles como las desapariciones léxicas o de giros y expresiones cotidianas. Estas últimas son menos tronantes pero más cotidianas. Por ejemplo una que advierto cada vez que voy a un kiosco a comprar una botella de agua es la de la polisémica palabra "pajita". Sí, si lo notan bien, los vendedores --instruidos o no a hacerlo-- ya no dicen cuando te acercan la botella: "querés una pajita?" sino "querés un sorbete?". La razón de esta omisión y su reemplazo con este sinónimo de ribetes venezolano (como pedirle al verdulero "platano" o "cambur" en vez de banana) es entendible. Me hace acordar a ese reemplazo que vivió el inglés cuando poco a poco la palabra "cock" usada para designar al gallo y después a cierto miembro de la anatomía masculina terminó siendo reemplazada por el menos pornográfico "rooster".
¿Será que los/las vendedoras de botellas de agua prefieren abandonar una palabra antes de ser confundidos con trabajadoras del sexo?

--FIN DEL MENSAJE--

Qué escuchar

The Editors - The Back room

1. Editors - Lights (2:31)
2. Editors - Munich (3:46)
3. Editors - Blood (3:29)
4. Editors - Fall (5:06)
5. Editors - All Sparks (3:33)
6. Editors - Camera (5:02)
7. Editors - Fingers In The Factories (4:14)
8. Editors - Bullets (3:09)
9. Editors - Someone Says (3:13)
10. Editors - Open Your Arms (6:00)
11. Editors - Distance (3:38)

Veo gente viva

Veo todo el tiempo, casi sin parar, a la misma gente en ciertos ámbitos. Boliches, gimnasios, cines, facultad, etc. Lo gracioso es que nunca hablé con ellos/ellos. Me imagino sus vidas, sus trabajos, sus opiniones. Pero lo que más intiga no es ese vacío etereo, esa falta de información y diálogo: me intriga no saber sus nombres. Porque admitámoslo. El nombre moldea una cara. NO es lo mismo llamarse sergio que eber o wenceslao. El nombre se adosa a la morfología, a los átomos que forman el tejido, y les da su respectiva forma.
Los veo, me ven. Y nada. NO hay diálogo. Tampoco lo necesito. No hay por qué. De hecho, a mucha de esta gente la "conozco" (en verdad no la conozco, las tengo de vista, digamos) desde hace fácil un año.
Y sigo sin saber sus nombres.

Sale una página con fritas

Primer viaje rumbo al planeta helado
La sonda New Horizons tiene luz verde para despegar, a partir de hoy, rumbo a Plutón. El viaje demandará entre 9 y 14 años
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-61794-2006-01-17.html

Cada vez entiendo más lo de "El país a diario".
Me reservo más comentarios...

Significantes vacíos

"hola", "¿Cómo va?", "todo bien": ¿cómo evitar caer en el sinsentido y vacuidad de palabras/saludos/preguntas como estas que no dicen nada sin pasar por un maleducado que no saluda? Porque si hay algo que les falta a estas palabritas introductorias a toda conversación es interés. No todo el mundo las expulsa sin preocupación por su respuesta, pero la mayoría sí.
Lo hago, lo admito. Pero pensándolo bien, no debería decirlas más. ¿Cuál es el sentido de preguntarle a alguien "como va" si esa persona no me interesa, si me va y me viene lo que conteste?
Siempre fantaseo con responder al cómo va con un rotundo "para el orto". No porque me vaya mal sino para sorprender al que hizo la pregunta. Sería algo así como una manera de romper con la previsibilidad, con el diálogo guionado y vacío que llena el trato diario con el común de los extras con los que uno se maneja todos los días. Porque es así: de las personas con las que uno trabaja, ¿cuántas son interesantes? ¿el 10%, el 15% a lo sumo? El resto son extras, figuritas que llenan el decorado, que están ahí para llenar espacio.
Así que si les respondo alguna vez "como el orto" sabrán a lo que apunto.

--FIN DEL MENSAJE--

Ver y ser visto

Después de hablar el domingo con FPS, sí, creo que fue el domingo, me quedé pensando en algo que se tocó en la conversación: el por qué de los blogs. No, no voy a hacer un análisis de toda la blogósfera y de las razones narcisitas de sus integrantes para mostrar a desconocidos su vida; eso se lo dejo a mi colega G. Piro que bien lo hace.
A decir verdad, me quedé pensando más bien en la cuota proporcionada que me imagino que cada persona tiene de exhibicionismo/voyeurismo. No me refiero solo a esta especie de vidriera de la personalidad hecha con bits, pixeles, iconos y millones de fotones en danza. Lo veo en la realidad verdadera (a esta altura esta combinación de palabras no es nada redundante sino más bien aclaratoria): en la calle, en el colectivo, en el supermercado, en el trabajo, en los ascensores, en las playas, en los boliches. En estos últimos lugares esa doble faceta del carácter humano está más que presente. Uno ve y quiere ser visto. Es una manera de reclamar existencia. Si, si, todo el chamuyo lacaniano de la mirada especular y eso. Mucho palabrerio y grafos inentendibles, pero es así. Lacan tenía la posta.
Las miradas vuelan buscando un blanco de impacto: otra mirada que haga que el observador se vuelva en un milisegundo observado.
Lo que pase de ahi en más es otra historia.

Qué escuchar

Keys to the World ~ Richard Ashcroft (vuelve el mejor R. Ashcroft)
Whatever People Say I Am, That's What I'm Not ~ Arctic Monkeys (parecidos a Kaiser Chiefs)

¿Yo?

¿Soy yo el único que detesta hasta el hartazgo películas del tipo Monsters inc., Buscando a Nemo, la Era del hielo, etc? Siempre que comento esto me miran con cara extraña del tipo "¿a este que le pasa?". Pero es así: cómo a hombres a adultos les pueden gustar estas pseudopelículas de cero esfuerzo intelectual, más boludas que las películas de Olmedo y Porcel.

Molestias

Sí, me molestan. ¿Y qué?
* La mina que se pega como garrapata al lado de la máquina para sacar boletos en el colectivo. Ni siquiera una mirada fulminante la ahuyenta.
* La baldosa suelta en los días que llueven (es un clásico y nunca me voy a cansar de repetirlo).
* Ver cómo el colectivo pasa justo por la esquina cuando estás a 20 metros de la parada y necesitabas llegar a hora.
* El agua de los aire acondicionados que cae en las calles angostas.
* Que en los boliches o fiestas la gente no deje de pasar entre vos y tus amigos.
* Cuando alguien conocido confunde tu nombre.
* Que se me cuelgue la fucking máquina antes de grabar el archivo.
* Que se me salga un lente de contacto en medio de la calle.
* Los insoportables que no captan indirectas.
* Entrar a un negocio y que los vendedores me vean como carnada para sacarme guita.
* La gente que se queja de los días de lluvia Y de los días de mucho calor.

Anemia

Estoy escrituralmente anémico. Apático también. Las ideas me superan, pero a la hora de volcarlas, nada. Mejor leo.
Comencé con La insoportable levedad del ser y ya me devoró por completo. ¿Cómo no lo descubrí antes? Por estas semanas seré su esclavo, su seguidor incansable e incondicional hasta que de un golpe cierre las tapas e inserte al libro en algún hueco de mi biblioteca, para pasar al siguiente.

Artes y oficios

Cazador de miradas. Ése es un trabajo que pinta bien. Profesión a tiempo completo y con alto requerimiento de paciencia, me parece que es una tarea que me gustaría emprender en algún momento. Reconozco que soy muy bueno. Lo practico incluso cuando me siento en mi trabajo y enfilo los ojos al monitor de pantalla negra que se cae de viejo con solo bostezarle al lado.
LLego. Firmo. Miro al de la puerta que ni me detecta. Giro a la derecha, abro la puerta pesada de vidrio y entro. Computadoras acá, almanaques por allá, restos de cigarillos alfombran el piso. Los bidones de agua están secos. El reloj no da la hora. Escucho teléfonos que suenan. Los miro. Me miran. No, no los atiendo. Que suenen.
Qué novedad: me quitaron mi silla. No importa, elijo otra. Las ventajas de llegar temprano. Prendo la máquina. Tarda. Espero. No arranca. La prendo de nuevo. Ahora sí. Hago que me arremango. Concentración extrema. Pasan cinco minutos y ya miro al techo. LLega uno, pasa por el pasillo-pasarela que da frente a esa especie de escritorio único en el que estoy sentado. Lo veo. Me mira. Saludo. Sigue su camino.
Me levanto. Camino 5 metros y voy a la computadora con internet. Chequeo mails. Veo blogs. Aún no llegó nadie y no estoy apurado.
Vuelvo. Son las 4. Hay poca gente. Nadie con quien hablar. Leo el diario. Me pregunto: ¿y si mañana llego más tarde, qué?
Veo una remera de The killers. Está buena. Me sorprenden los que aparercen con una remera de una bandas distinta todos los días.
Ahora sí, son las 5. La cosa empieza a ganar movimiento. Más saludos casuales.
Veo que me miran. Sigo tecleando.
Escucho conversaciones a lo lejos. Intento reconstruir esos diálogos. Lleno los baches.
Llegan más. tengo con quien hablar. Tema: Prison break. Tema: los spots de 24. Tema: River como cabaret. Tema: vacaciones, las garotas brasileras y su "actitud".
Mientras tanto escribo. Hablo, tomo agua, hago que escucho. Hablo por teléfono, contesto el teléfono. Voy al baño. Voy al archivo. Bajo. Hablo de nuevo.
Total, mi jefe no viene, casi como siempre. Mejor. Soy mi propio jefe.
Escribo, lo leo, lo edito, lo mando. Espero. Corrijo de nuevo.
Pasa un jefe de sección. "¿Y si le propongo tal nota?", me pregunto. Ya me publicaron tantas y ni me las pagaron. "¿Para qué me gasto si al parecer le da igual que publique en su suplemento que no?".
Veo gente que conversa a lo lejos. Se ríen. Y yo, el único de una sección de una persona (dos, pero él mucho no cuenta), emplazado físicamente en una con temas que no son los míos.
"Me gustaría estar en una sección para hablar con gente interesante; gente que admiro", pienso.
Apago la computadora. Chequeo los mails en la otra máquina. Apago la computadora.
Son las 9. Los debates y las charlas terminaron. Todo el mundo calla. Miran sus computadoras. Teclean. Teclean. Piden café. ALgunos rescatan una últuima ensalada de frutas.
Algún amigo me manda un mensaje de texto. "¿Salimos el viernes", dice. "Claro; eso no se pregunta", respondo
"¿Cuántas líneas?", grita uno al lado mío. El otro en la esquina le responde: "¿cuánto te da?". "70", dice. "Hacé 90", responde.
El primero me mira. No hay que cruzar palabras. Sé lo que significa esa mirada de desconteto y bronca.
Me levanto. Saludo. No me responden al toque. Saludo aca, saludo alla.
Mañana cazaré más miradas.
Me fui.

¿Y ahora qué hacemos?

Ven? Para ustedes que añoraban el veranito, los tiempos cálidos, para mostrar sus lomos, sacarse la camiseta en los boliches y mostrar ese cuerpo trabajado con obsesión: aguántense el calor sofocante, el chivar con apenas levantar el dedo, q se te peguen las zapatillas al asfalto. No quiero oir ningun comentario sobre los 40º de sensación térmica. Uds se lo merecen.

Abuelos de nadie

Después de dejar a dos amigos, hoy, lunes a la madrugada, me disponía a tomar el 7 en Av. de Mayo para volver a mi casa. Como eran las 3 más o menos y por experiencia sé que este bendito colectivo se digna a aparecer recién a las 3.50 comencé mi acostumbrada peregrinación visual para mantenerme despierto o para matar el aburrimiento. El ejercicio es simple: examinar todo texto, por más minúsculo que sea, cuya característica máxima sea que diga algo más allá de las palabras, o sea, que su ambigüedad sea tal que exceda el simple acto comunicativo (cosa que hacen todos los discursos, claro). La cosa es que me tildé --ja, me sorprende cómo uso este verbo tan informático-- con un panfleto pegado en la parte de atrás de un puesto de diarios. En una serie de puntos recomendaba a los "abuelos" qué hacer para evitar que los degüellen, violen, asalten y descuarticen (la cuota macabra la puse yo). Todo muy lindo, informativo, casi cariñoso. Y fue ahí, en el medio de la nada porteña, sólo acompañado por el pasar fluido de los taxis carroñeros --sí, aquellos que se arriman bien a la vereda y pispean para ver si flaqueás y decidis tomar un taxi en vez de esperar por siempre el colectivo-, ahí, en ese instante, me pregunté: ¿por qué catzo a un hombre grande lo llaman abuelo sin saber si tiene nietos? ¿no será un poquito despectivo?
Si fuese mi caso, tuviera 70 años y ningún nieto en mi haber, me rompería bastante las pelotas que se dirigiesen a mí como "abuelo". Es más, tal vez lo sentiría como una provocación, un recuerdo palpable de una falta, de una deuda que ni siquiera la ciencia y la fertilización pueden remediar.
Los tipos de más de 60 años, sin hijos, nietos o conocidos, siguen siendo ciudadanos, individuos, hijos sin maadres, personas con años y arrugas encima. En fin, abuelos de nadie a los que le achacan diariamente su faltante, la tarea inconclusa inscripta casi inocentemente en tan solo una palabra.

¡Kabum!

Como la publicidad oficial no me deja ni espacio para escribir ni para publicar fotos notables, mejor subo acá esta espectacular imagen resultante de una colisión de iones. Algo así como un mini Big Bang artificial.

Cuenta

Esta cuenta es hiperconocida pero no por eso me deja de fascinar:
De una persona que llegó a los 72 años se deduce que
* pasó 21 años continuos durmiendo
* 14 años trabajando
* 7 años en el baño
* 6 años comiendo
* 6 años viajando;
* 5 años haciendo fila
* 3 años en juntas y reuniones;
* 2 años respondiendo llamadas;
* 1 año buscando cosas y elementos perdidos;
* 8 meses abriendo el correo
* 6 meses esperando que los semáforos cambiaran de rojo a verde.

Temazo

Tribulations - LCD Soundsystem
Lo escuché remixado por Zuker en Pachá el 31/12 y lo volví a descubrir cuando bajé el cd de LCD S.

Acento

Leyendo esta (muy informativa y esclarecedora) nota con la que nos deleita La Nación en su edición de hoy: "Consejos para padres. Cómo proteger a los chicos de la conjuntivitis durante el verano", bien borocotiana, bien sokolinskyiana, me acordé de una costumbre estilística con la que nos tiene acostumbrados el diario de Mitre. No sé exactamente desde cuando pero cada vez que tiene que hacer referencia a un pibe menor del año (que el común de los mortales llamaría bebé), La Nación habla de "bebe", sí, así nomás sin el acento, marca, a mi parecer, crucial que evidencia claramente el target del diario.
A decir verdad, no es la primera vez que escucho a alguien decir "bebe". Se lo oí decir a minas paquetas de countries, a viejas de la calle Quintana, a mastodontes descerebrados que juegan al rugby y se mueven en manada por boliches con chombas rosas.
Quizás le estoy dando mucha importancia a un acento.
Bue, me tildé con eso.

pregunta

¿se puede llamar "amigo" a aquella persona que excluye, que discrimina, que dice "no quiero estar con x personas si estas vos" o "si está x yo no voy"? La verdad que no lo se. Me oriento por el NO.
La cosa se aplica tanto al que excluye como a aquellos que no dicen nada y siguen el juego de esa exclusión.

Propuestas 2006

No sé si sirven de algo (tal vez para deprimirse a fin de año), pero acá van algunas propuestas para concretar en este año que comienza:
* no hacer el trabajo de otros (y que después no figure mi firma)
* no regalar ideas al cuete.
* ser socialmente más ameno.
* ser más tolerante ante la estupidez (dificil, pero lo intentaré)
* saludar más aunque no me respondan.
* tenerle paciencia a los colectiveros que no me quieren abrir la puerta.
* no hablar con taxistas (ni una sola palabra: de ahora en más llevaré una libreta con la dirección a donde voy), para no incitar discuciones bizantinas o speechs propios de radio 10.
* no cansarme de reclamar lo que considero justo.
* no esperar más de la gente (sobre todo amigos) de lo que en realidad puede dar.