Coleccionista

Yo tendría que ser coleccionista. De lo que sea, pero coleccionista al fin: coleccionista de autitos de carrera, de esas figuritas que cuestan un huevo y despiertan una fascinación que no entiendo; coleccionar videos, estampillas (lo intenté hace como 12 años pero fracasé pavorosamente en el intento). Pasa que el coleccionista sí o sí tiene que ser disciplinado. Casi taxonómico. Todo tiene que estar rotulado, clasificado con su etiquetita, puesto en su lugar. Y cuando todo está ahí, en su sitio adecuado... a contemplar.
En cammbio lo mío es el caos, de lo más variado. Podría ser un caos creativo, pero creo que no es para tanto. Un desorden mechado con la acumulación, con el "después lo leo" (y así se me acumulan diarios que aguardan mi atención pero que nunca la tendrán). Los libros se suman, entran pero no salen. Se agolpan. Finalmente los leo todos, no de forma continua sino fragmentariamente, lo cual hace que surjan nuevas historias no ideadas por sus propios autores. Historias que se intersecan (¡como le gustaba decir "intersecan" y no "intersectan" a mi profesor de matemática del secundario, un tal Moreno), historias transversales que se confunden con notas, con recortes, y más libros.
Todo mezclado, una ensalada, un mar amniótico de ideas. Sin principio, sin salida.